Hola de nuevo, querida lectora, compañera, amiga, hermana…
Hoy me gustaría compartir con vosotras algunas reflexiones acerca de uno de los axiones en el budismo en que se basa el sufrimiento humano. El sentimiento de permanencia.
Desde hace unas semanas, estoy acudiendo a un centro budista para perfeccionar algunas meditaciones budistas:
Anapanasati
Se basa en el seguimiento de nuestra respiración, con ello aumenta nuestra capacidad de atención consciente.
Samatha
Calma la mente y orienta el sentido de la conciencia, fomenta las emociones positivas y expande nuestra perspectiva ante nuestros vínculos afectivos.
Como ya sabéis, y si no, es un buen momento para decíroslo, me parece fundamental el equilibrio entre dar y recibir. Para dar la mejor versión de mí en consulta, con vosotras, siento necesario cultivarme, y esta es una de las maneras en que lo hago. Me permito estos momentos para mí, en mi vida diaria y así aprendo herramientas que os pueden servir también a vosotras. La meditación es una gran aliada en nuestro proceso de conexión con nosotras mismas.
La clase de hoy me ha hecho reflexionar, ya que la mujer que guiaba la sesión, ha hablado acerca de uno de los axiones budistas en que se basa según ellos el sufrimiento humano. Al ser psicóloga y psicoterapeuta traduzco estas reflexiones en términos occidentales y psicológicos. Es interesante apreciar como en otras culturas entienden al ser humano, nuestra psique y nuestras emociones.
No lo puedo evitar. Una parte muy importante de mi mundo, es mi profesión, la cual me apasiona. Me imagino que me pasa como a vosotras, cada una en su área, que todo lo lleva a su terreno, a su mirada profesional.
Según el budismo, el sentimiento de permanencia que tenemos las personas, nos lleva en ocasiones a sufrir ante diferentes situaciones en la vida. Esto, me ha hecho reflexionar, y por ello lo comparto con vosotras.
Muchas veces, estamos fuertemente ancladas a situaciones y/o personas. Si consideramos que son buenas, no deseamos que se termine nunca, y creamos sistemas de apego que en ocasiones no nos benefician, y si las sentimos como negativas, nos creemos que estaremos así siempre. No vemos luz en la salida del túnel, en esa situación que nos incomoda y creemos que siempre será así. Ambos sentimientos nos hacen sufrir.
En el artículo de hoy, me gustaría reflexionar acerca de la primera. De cómo nos aferramos a situaciones y personas que creemos que necesitamos.
¿Qué es un sistema de apego?
Existe la teoría psicológica de apego desarrollada por John Bowlby (1907-1990). Él estudió cómo se instaura este vínculo afectivo en los humanos entorno al primer año y medio de vida. Generalmente este se produce con los padres y/o cuidadores. Según algunas teorías, este marca las relaciones que lxs menores tengan en un futuro con otras personas. Las maneras en que forjamos estos vínculos son: seguros e inseguros. Dentro de este vínculo afectivo inseguro hay dos clases principales: el estilo evitativo (como no creo que me puedas ayudar, me aíslo, me distancio emocionalmente de ti) y el ambivalente, que quiere contacto, pero cuando lo tiene lo rechaza.
¿Os habéis visto en alguna relación de este estilo? Me imagino que sí, porque yo puedo reconocer a alguna de mis ex parejas en estos patrones de relación con el otrx.
Estos sistemas de apego, tienen una correlación en cómo nos relacionamos cuando somos adultos en nuestros vínculos afectivos con las parejas. Por eso es importante como generamos los vínculos con nuestrxs hijxs, sobre todo en los primeros años de vida.
Continuando con el tema sobre el que hoy estamos reflexionando. Una de las bases del sufrimiento humano, es el sentimiento de permanencia, querer que esa persona esté ahí para siempre.
¿Por qué? ¿Desde donde lo deseas? ¿Desde tu necesidad? ¿O desde el deseo de compartir tu vida?
A veces lo deseamos tan profundamente no desde el deseo de compartir, sino desde la necesidad. Desde el sentimiento de que sin él no sabremos qué hacer. Esto se basa principalmente en dos creencias, que pueden cohabitar las dos, o una de ellas, depende de la persona y de sus experiencias personales. Estas creencias suelen ser que no nos sentimos capaces para enfrentarnos o desenvolvernos en la vida cotidiana, o bien una gran necesidad de afecto que nos aferra a ese vínculo, sea bueno para nosotras, o no. Lo importante aquí es que nos dé, aunque sea poco, o aunque nos de como en la cultura popular se dice “una de cal, y una de arena”.
Al igual que el niñx busca a la madre para sentirse segurx, a veces nos relacionamos como adultxs desde ahí. No sé si os habréis visto en esta situación, pero trae en nuestras vidas sufrimiento y muchas situaciones: celos, sentimientos de posesión, miedo a perderlx, miedo a estar sola, sentimientos de incapacidad…y un largo ect….
Por eso me gustaría invitarte a reflexionar acerca de...
¿Cómo te relaciones en tus vínculos afectivos? ¿y con tus parejas?
Me gustaría recordarte que la vida es cambio, es evolución. Si echamos la mirada atrás raramente habremos estado igual en 2 situaciones, cambia nuestro cuerpo, nuestra manera de ver la vida, las personas o cosas que hay en nuestro alrededor…..y todavía más en la sociedad global que estamos. En que todo cambia muy rápido, por lo menos nos da esa sensación si lo comparamos con la vida de nuestros padres y otras generaciones pasadas.
Por eso, te invito a que disfrutes lo que tienes aquí y ahora. Sabiendo que posiblemente cambie esa situación, se transforme….lo importante es cómo tú vives ese cambio, y sobre todo cómo lo gestionas emocionalmente en tu vida.
Para que ese cambio se convierta en aprendizaje y no en sufrimiento.
Tú decides si lo deseas vivir desde el miedo o desde el amor.
Con esto ya me despido, un abrazo!
Hola, encontré tu blog y me gustó mucho esta entrada sobre el Budismo que habla acerca del apego. Quisiera poder enviarte un mail personal. Dónde te puedo contactar?
Hola Diana, me alegra que te haya interesado el tema. Puedes contactar conmigo en: info@sandramora.es
Un saludo!!!